Sáb. Sep 23rd, 2023
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 Los fósiles de cráneos de lagarto jurásico ofrecen nuevos conocimientos sobre la evolución de los reptiles.

La revista académica “Nature-Communications” de Springer Nature publicó recientemente un artículo sobre la evolución. Cráneos parcialmente conservados de dos especies de lagartos, ambos fósiles pertenecientes al grupo de la corona escamosa (el grupo que incluye lagartos vivientes), brindan nuevos conocimientos sobre las relaciones entre los grupos dentro de este clado.

Según el documento, el número de fósiles con evolución a escala temprana es limitado y, por lo general, están mal conservados. El material óseo intacto más antiguo es del período Cretácico (hace aproximadamente 145,5 millones de años a 65 millones de años). Hay fósiles de posibles serpientes, geckos, eslizones, etc. del período Jurásico (hace aproximadamente 2-145,5 millones de años) en diversos estados de conservación, lo que significa que su relación con fósiles más recientes no está clara. En general, la condición de los fósiles hace que la radiación y la diversidad de este grupo sean poco conocidas, lo que limita las hipótesis sobre la distribución geográfica de las especies escamosas.

El primer autor y del artículo, (Chase Brownstein) de la Universidad de Yale en los Estados Unidos, y sus colegas realizaron un análisis anatómico de dos fósiles de lagarto recién descubiertos: Eoscincus ornatus y Microteras borealis del Jurásico tardío en América del Norte. Resultó que los fósiles pertenecían a un grupo que también incluía eslizones, colas de anillo, lagartijas nocturnas, lagartijas de ojos desnudos, colas de látigo, lagartijas de pared y lombrices de tierra.

Señalan que los fósiles estudiados en este estudio poseen características ancestrales que no se ven en muestras más recientes de este grupo, lo que destaca las diferencias en el árbol evolutivo de las especies escamosas en función de los datos morfológicos y genéticos. Al mismo tiempo, combinado con la expansión evolutiva de los dinosaurios, mamíferos y tortugas en el mismo período, muestra que la expansión del Océano Atlántico está relacionada con la ecogeografía de los vertebrados terrestres.

Por Mel

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